Desgraciadamente, vuelven a arder los bosques en España. Desde varios frentes de la bioenergía, incluido el científico, recalcan el valor del aprovechamiento energético de la biomasa forestal como un elemento más de combate contra las llamas. En el último número de Energías Renovables se recogen proyectos, propuestas y acciones centradas en España para evitar o mitigar este grave impacto ambiental. Una adecuada gestión de la biomasa forestal para complementar las actuaciones preventivas de los incendios es el eje central de todas ellas.
Un estudio presentado en abril pasado por investigadores del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC), el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), el Consejo Superior de Investigaciones Científica (CSIC) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), y publicado en la revista Ecosystems, concluye que si se extrae biomasa para bioenergía para producir astilla o pélets se podría modificar de manera importante el régimen de incendios.
“Llegamos a la conclusión de que la extracción de biomasa con fines energéticos tiene el potencial para inducir cambios en los regímenes de fuego y por lo tanto se puede considerar un tratamiento de reducción de combustible a nivel de paisaje rentable”, sostienen los investigadores, y agregan: “Sin embargo, nuestros resultados sugieren que la extracción de biomasa a gran escala puede ser necesaria si los cambios significativos en los regímenes de incendios son esperables”.
En concreto, se afirma en el estudio que “si la extracción de biomasa se ubica de manera estratégica en áreas de alto riesgo de incendio, y según los modelos, podría llegar a suponer hasta un 60% de reducción”.
Sinergias entre el sector forestal y el energético
Hace casi tres años el proyecto LIFE+ Bioenergy and fire prevention ya ofrecía este tipo de conclusiones. Ahora añaden que el uso de la bioenergía vinculado con una política de consumo de proximidad “podría contrarrestar la falta de gestión forestal en muchos puntos del territorio”. Es decir, llaman a poner en práctica “una estrategia eficiente y económica para tratar de reducir el combustible forestal”.
Según Adrián Regos, autor principal del artículo e investigador del CTFC, para que la extracción de biomasa se convierta en una estrategia eficaz de prevención de incendios hay que tener en cuenta “la ubicación de los tratamientos, la intensidad y la capacidad del cuerpo de bomberos de aprovechar las oportunidades creadas”.
El estudio valora las sinergias que podría presentar esta estrategia con las políticas socioeconómicas y energéticas, y que el fortalecimiento del vínculo entre el sector forestal y el energético, sobre todo el vinculado con una política de consumo de proximidad, podría favorecer la falta de gestión forestal en muchos puntos del territorio. “Incentivar esta gestión tanto a nivel público como privado implicaría nuevos modelos de gobernanza a nivel local, especialmente en aquellas políticas vinculadas a los fondos europeos de desarrollo rural y regional (Feder y Feader) que son las que más potencial tienen”.
Una experiencia concreta
En lo que es una experiencia concreta, se destaca el proyecto Boscos del Vallés, nacido en 2013 a partir de un mandato del Consejo de Alcaldes catalanes para fortalecer las actuaciones de prevención de incendios forestales en la comarcas del Vallés, y que tiene entre sus objetivos “apoyar la estructuración del mercado de astilla forestal primaria, incluyendo la instalación de centros de aprovisionamiento, producción y distribución”.
El cumplimiento de este objetivo, uno de los contenidos en el proyecto, impulsado por el Consejo Comarcal del Vallés Occidental (Barcelona), está cada vez más cerca, al anunciarse el inicio de las obras de un centro logístico en Terrassa que aportará astillas a las calderas de la UAB y al Consorcio Sanitario de Terrassa (CST). Según el Consejo, este servicio reducirá el riesgo de incendios forestales en la comarca.
Otro rasgo diferenciador del proyecto, según el Consejo, es “la implantación de una nueva línea de trabajo centrada en la valorización y movilización de la biomasa forestal para disminuir la combustibilidad del bosque y producir energía calorífica renovable de baja emisión de carbono”. Los cálculos son que las calderas de la UAB y el consorcio sanitario consumirán el 45% de la producción de astilla procedente del centro logístico.
Energía de proximidad o kilómetro 0
“Con estas instalaciones se dará salida a las necesidades de la comarca y se contribuirá a dinamizar el sector de oferta y consumo de astilla forestal primaria, como energía de proximidad o kilómetro 0”, se resalta. El centro logístico, que se está construyendo en un terreno de más de 8 mil metros cuadrados cedido por el Ayuntamiento de Terrassa, gestionará, según el Consejo, “la compra de madera en rollo de los bosques de proximidad, haciendo procesado, fabricación de astilla y distribudistribución de la misma según los estándares definidos”.
Desde esta institución del Vallés Occidental esgrimen estudios realizados por centros de investigación y universidades de Cataluña en el ámbito forestal para defender que “la política que se ha demostrado más eficaz para prevenir los grandes incendios es sacar el excedente de madera del bosque; y para ello hay que recuperar los oficios del bosque y sacar la madera, entre otros usos, para biomasa”. “Este equipamiento es un claro ejemplo de mancomunación entre municipios y conlleva la creación de empleo y el desarrollo de la economía local”, aseguran.
Ahorro de 250 millones de euros
Lo anterior expuesto está en línea con lo que ya en 2013 planteaba la Unión por la Biomasa, cuando sostenía que “el aprovechamiento energético de la biomasa forestal podría reducir drásticamente los incendios forestales en España”, además de permitir un ahorro de unos 250 millones de euros.
Para justificarlo, se explicaba que cada año las administraciones públicas españolas dedican a la lucha contra los incendios forestales un volumen de recursos superior a los 700 millones de euros. “Si se tienen en cuenta solo las plantas de biomasa existentes –añadían–, su contribución a la evitación de incendios podría estimarse en un ahorro final de casi 80 millones de euros”.
El ahorro sería aún mayor si se suma la capacidad de aprovechamiento de masa forestal que absorberían las plantas a instalar en España para cumplir los objetivos del Plan de Energías Renovables (PER) 2011-2020: “representaría un ahorro de costes por este concepto para las administraciones públicas implicadas de unos 250 millones de euros, y un balance anual positivo, considerando el coste tarifario por producción de energía eléctrica en estas plantas de biomasa, de 184 millones de euros”.
Para la Unión por la Biomasa, “el aprovechamiento de la biomasa debe ser, como lo es en los países más desarrollados de Europa, un pilar clave en las políticas públicas nacionales de prevención de incendios y de la creación y fijación de empleo rural”. “Los tratamientos forestales preventivos, así como el aprovechamiento de la biomasa para producir energía, deben ser considerados como un servicio público a la sociedad, que debe ser incentivado y remunerado; un pilar que debe asentarse definitivamente para que no volvamos a asistir impotentes un nuevo verano, como es tristemente habitual, al trágico espectáculo de la combustión incontrolada de miles de hectáreas de masa forestal”.
De matorral a biocombustible
Finalmente, otro proyecto destacable es el que lleva adelante Biomasa Forestal, cuyo objetivo principal es reducir el riesgo de incendios forestales mediante la extracción sostenible de biomasa de matorrales inflamables para convertirla en biocombustibles sólidos. Para cumplir con esta meta el trabajo se realiza en matorrales de terrenos restaurados del complejo minero de Endesa en As Pontes (A Coruña), de los que esperan obtener 250 toneladas de pélets a partir de 345 de biomasa.
Según su socio coordinador, el Centro de Desarrollo de Energías Renovables (Ceder-Ciemat), la idea es evaluar “métodos innovadores para la recolección de la biomasa y su transformación en biocombustibles que serán utilizados en aplicaciones energéticas residenciales e industriales actualmente operativas en Castilla y León y Galicia”.
“Se fabrica pélet a partir de 345 toneladas de matorral procedente de los terrenos restaurados del complejo minero que dispone la empresa Endesa en As Pontes, de los que se esperan obtener 250 toneladas de pélets”, afirman desde Biomasa Forestal. Según la misma empresa, este ensayo industrial es pionero en el ámbito europeo y se realiza con matorral cosechado durante las últimas semanas, que se replicará dentro de un año para poder verificar los resultados obtenidos.
Pélet de matorral con calidad ENplus
Además de en As Pontes, el trabajo se realiza en otras tres zonas, todas de Castilla y León (Garray, en Soria; Las Navas del Marqués, en Ávila; y Fabero, en León), con la realización de estudios y evaluaciones de carácter demostrativo para valorar qué medidas hay que tomar para reducir los riesgos de incendios forestales y obtener la biomasa en las mejores condiciones tecnoeconómicas y ambientales.
De momento, los resultados obtenidos tras los ensayos previos permiten estimar que “el pélet producido tenga una calidad que pudiese ser homologado para su uso en el sector industrial o doméstico bajo las especificaciones de ENplus B”. Biomasa Forestal añade que el biocombustible resultante de estos trabajos se usará en diferentes instalaciones industriales gallegas.